En Moquegua, detrás de cada plato hay una historia de esfuerzo. Así como la de doña Susana Quenaya viuda de Delgado, quien a sus 78 años y con 44 años de trayectoria, sigue deleitando con ese rico sabor de los agachados, esos espacios donde la comida no solo alimenta, sino también une y reconforta.
Reconozcamos a esas mujeres emprendedoras que, como doña Susana, han entregado su vida trabajando sin descanso para sacar adelante a su familia, transformando cada plato en una muestra de amor, dedicación y lucha.
Hoy, junto a su hijo Miguel y su nuera, mantiene viva esa tradición gastronómica que nació en la calle Ancash, continuó en la calle Tacna y que hoy sigue firme en la avenida Balta, en las afueras de la feria Santa Fortunata.
Porque detrás de cada salchipapa, de cada pollito con mollejas o de ese asado de lechón inolvidable, hay un pedazo de historia y un legado que merece ser contado.
¡Honremos a nuestras emprendedoras moqueguanas, ejemplo de constancia y orgullo para nuestra tierra!
